Polvo galáctico somos y volveremos a ser polvo galáctico (Cantiga 31 del "Cántico Cósmico")
Si Walt Whitman hubiera sido nicaragüense, se habría llamado Ernesto Cardenal. Pocos poetas como este sacerdote de la liberación y en tiempos ministro de cultura y convencido sandinista han puesto en verso las peripecias del ser humano y sus circunstancias en las últimas décadas.
Sólo cabe felicitarnos ante esta distinción, una de las más altas distinciones de las letras hispánicas, obtenida por el poeta nicaragüense, que durante casi seis décadas no ha dejado de sorprender a los círculos literarios con su poesía siempre arriesgada, sobrecogedoramente humana, atenta a los problemas sociales, a los empobrecidos, a los desposeídos, a los desarraigados de nuestro mundo. Poeta a pie de calle. Poeta siempre de guardia.
Pero poesía con gran altura de miras filosóficas, que sitúa al ser humano en el centro de su discurso pero que no deja de mirar a las estrellas, a los planetas, a las fuerzas de la naturaleza, como recogió en "Cántico Cósmico", una de las obras trascendentales de la poesía hispánica contemporánea que ha sido comparada con La Divina Comedia de Dante.
Hombre capaz de escribir poemas a bordo de un avión; de retirarse a un monasterio trapense en los Estados Unidos, en el que fue discípulo del contemplativo Thomas Merton, para resarcirse de algunas derrotas políticas; de fundar, por consejo del propio Merton, una comunidad contemplativa en una isla del archipiélago de Solentiname en el Lago de Nicaragua (El Evangelio de Solentiname); nadie puede olvidar la reprimenda que le dio el Papa Juan Pablo II en el aeropuerto de Managua; ni nadie puede olvidar tampoco que fue de los primeros de la cúpula sandinista en discrepar con los hermanos Ortega y abandonar el partido.
Ernesto, amurallado tras sus barbas y sus canas, cubierto por su boina a lo Che Guevara, bien podría ser homenajeado con aquellos versos de otro poeta por él admirado, O. Paz en su memorable "Piedra de Sol": Amar es combatir, es abrir puertas, dejar de ser fantasma con un número... Porque también como el mexicano ha sabido con sus palabras poner los signos en rotación, los signos del hombre y los signos del Cosmos
(Tomado de www.abc.es)
(Tomado de www.abc.es)